miércoles, 4 de septiembre de 2013

¿DONDE NACE LA ESCRITURA? ¿MESOPOTAMIA O EGIPTO?

El hombre comienza a expresarse por medio de la escritura  mediante proto escrituras pictográficas; esta escritura se representaba por medio de dibujos en cuevas o cavernas.

No obstante, para los sumerios todos los signos eran palabras, incluidas las sílabas, su sistema de escritura,  no resultaba sencillo  aprenderla requería años de arduo esfuerzo.

 La figura del escriba se hizo entonces imprescindible, si en algún lugar el escriba es representativo de una civilización, esto resulto obligado mirar hacia el Antiguo Egipto.

 En cuanto las primeras muestras de escritura realizadas por el ser humano proceden de la ciudad sumeria de Uruk, erigida en la orilla derecha del río Éufrates, en la Baja Mesopotamia, Allí, una expedición arqueológica alemana halló en 1929 millares de tablillas de cerámica grabadas con signos cuneiformes caracteres en forma de cuña que datan de alrededor del año 3300 a.C.

            Tras descifrarlas, lo que más asombró a los especialistas fue que, en fechas tan tempranas, pudiera ser posible una escritura tan precisa, en cuanto varias décadas, la más enconada polémica entre egiptólogos y orientalistas estuvo centrada precisamente en el tema de la invención de la escritura: ¿fueron los mesopotámicos o los egipcios?

 Los métodos arqueológicos de datación más avanzados han resuelto la cuestión otorgándole el honor a Mesopotamia.

 La escritura egipcia surgió algo más tarde, hacia el año 3100 a.C. Y lo hizo provista ya de todos sus medios técnicos, los jeroglíficos se emplearon durante más de 3.000 años, hasta el siglo IV de nuestra era. Se puede datar con toda exactitud el lugar y la fecha de la última inscripción: en la isla de Filae, el 24 de agosto del año 394.

Respecto a la escritura cuneiforme mesopotámica, el último testimonio se remonta al año 75, también de nuestra era. Paradójicamente, proviene de Uruk, la misma ciudad que vio nacer la escritura.

Lo cierto es que aquellos remotísimos sistemas de notación eran de un manejo muy complicado, estaban reservados a castas de especialistas que no sólo preservaban su cultura, sino también sus privilegios.

            De ahí que los escribas manifestaron una férrea hostilidad hacia cualquier simplificación, pues ello podría hacer peligrar su puesto de trabajo, así la escritura cuneiforme mesopotámica contaba, hacia su ocaso, con varios centenares de signos.

Y los jeroglíficos con casi cinco mil, podían haber evolucionado hacia una mayor simplificación, hasta encontrar un verdadero alfabeto, pero, sencillamente, los escribas no supieron o no quisieron inventarlo.

 La simplificación llegó desde otras geografías. Numerosos pueblos residentes en la periferia del foco sumerio estos aplicaron las grandes posibilidades que les daba el imperfecto silabario cuneiforme.

Ninguno de estos pueblos llegó a desprenderse por completo del uso de los signos léxicos, pero redujeron su número de manera significativa y sistematizaron el empleo de los silábicos.
 Hacia el siglo XIII a.C., por ejemplo, los montañeses de Elam obtuvieron un sistema de 102 signos silábicos y sólo siete léxicos, la culminación, sin embargo, se alcanzaron en Creta en torno al año 1450 a.C., con un sistema de tan sólo 62 signos silábicos.

 No obstante, para los sumerios todos los signos eran palabras,  esta interpretación finalmente que debían de formar parte de un sistema de contabilidad se hizo presente con semejantes ábacos.

Se encontraron fichas de cálculo, destinadas según su forma a contabilizar distintos productos agrarios o ganaderos, eran antiquísimas. De hecho, las más primitivas podían datarse unos 9.000 años antes de Cristo.

Aún faltaban 5.000 años hasta la aparición de la escritura! Durante ese remoto periodo, las fichas no sufrieron variación sin embargo, hacia el año 3500 a.C. empezaron a producirse cambios significativos en la región.

Surgieron las primeras ciudades y, con ellas, transformaciones socioeconómicas a gran escala, como el aumento de la población, la especialización artesana y el establecimiento de una auténtica producción en masa.

La necesidad de una contabilidad cada vez más compleja se hizo patente sobre el sistema de los calculó: las fichas no sólo se diversificaron en nuevas sub variedades, sino que muchas de ellas se perforaron, como claro testimonio de que fueron ensartadas a modo de registro en transacciones comerciales de cierta envergadura.

            Derivado de los calculó ensartados, apareció entonces un nuevo sistema para mejorar las garantías en los negocios entre mercaderes. Consistía en introducir varias fichas dentro de una bola hueca de arcilla o bullae, que luego se sellaba Sólo salían a la luz cuando se rompía la esfera.

 Es así como distintas investigaciones acreditan que en Mesopotamia nace la escritura; mientras que en Egipto sufrió diferentes cambios que fueron representados a base de dibujos que son prueba donde la existencia de jeroglíficos no podría confirmar con la exactitud pero según 11,000 a. C. ya existían dichas representaciones, que se han dado a conocer con las investigaciones previas de estos arqueólogos. 

El enigma del antiguo Egipto resguarda muy celosamente los secretos que se siguen siendo tema de investigación

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