viernes, 4 de octubre de 2013

Estado iglesia


    El trabajo conjunto de Constantino con la Iglesia impregnada de Pablo funcionó de maravilla desde el comienzo.
La Iglesia desencadenó una campaña injuriosa contra su oponente Maxentio.
Este es considerado aún hoy día como un sanguinario perseguidor de cristianos y como un compendio de maldad y tiranía.
En realidad, Maxentio fue un soberano capaz y generoso, sin embargo poco guerrero –y tolerante con los cristianos.
Sólo que: hizo desterrar a dos obispos, ya que tras la elección de estos hubo grandes discusiones entre los "cristianos".
Maxentio cargó de impuestos a todos por igual, también a los ricos – y ya en aquel entonces la Iglesia no estaba al lado de los pobres y de los menos dotados para la guerra, o sea, de los políticos menos poderosos.

    Tan pronto como Constantino se hubo establecido en Roma tras su victoria sobre Maxentio, ya se puso de manifiesto: la Iglesia recibió grandes extensiones de tierra de regalo y recibió de vuelta antiguas posesiones de la Iglesia; ya sólo la Iglesia de Roma se hizo cargo de "más de una tonelada de oro y casi diez toneladas de plata"  
De los fondos del Estado, que Constantino había acumulado por medio de la explotación de sus súbditos, hizo construir iglesias inmensas y majestuosas por todo el reino.
Pero no sólo esto: él liberó a los clérigos del pago de impuestos, les dió el derecho a ser designados como herederos (lo que cultos paganos habían tenido anteriormente sólo en casos excepcionales), e incluso dio a la Iglesia competencia judicial, –no habiendo posibilidades ya de elevar protesta contra la sentencia judicial de un obispo.

    Deschner: No eran pocos los obispos que imitaban la pomposidad y ceremonialidad de la corte imperial en sus oficinas y dependencias. Tenían derecho a títulos especiales, a incienso, eran saludados de rodillas por los demás y se sentaban en tronos que eran una copia del trono divino. ¡A los demás predicaban humildad! 

    En poco tiempo la Iglesia se había vuelto tan rica y privilegiada que Constantino tuvo que adoptar otra actitud: él limitó por ejemplo la posibilidad de que los ricos pudieran hacerse clérigos ¡pues con ello querían evitar tener que pagar impuestos! Bajo los seguidores de Constantino también se redujo la posibilidad de que la Iglesia heredara a pesar de que esto no duró mucho tiempo.
Una mano lava a la otra: ya en el año 314 la Iglesia decidió expulsar a los cristianos que desertaran del servicio militar. Un giro de 180 grados, pues antes era expulsado aquel que iniciara el servicio militar.

    Las funciones estaban claramente repartidas: el emperador era el que ejercía el poder, también en asuntos religiosos; él proclamó por ejemplo en el año 325 el Concilio de Nicea y dictó la proclamación de fe que desde entonces es válida.
El emperador era el soberano supremo, similar a Dios, los altos dignatarios de la Iglesia le seguían de inmediato, y a menudo vivían en la misma pompa. Y por su parte mostraban su agradecimiento justificando el poder del emperador y sus guerras, tapando sus malos actos y halagándolo continuamente con adulaciones desmesuradas.

    Constantino es así la imagen primaria de la simbiosis entre la Iglesia y el Estado. Deschner escribe sobre ello: los antecesores de Constantino habían temido al cristianismo y en parte lo habían combatido.
El lo reclutó para sí a base de otorgarles grandes muestras de benevolencia y derechos especiales... En efecto, él tomó al clero a su servicio y le impuso su voluntad... La Iglesia sí que se volvió poderosa, pero perdió toda la libertad... El y ellos (Constantino y los obispos) hicieron de la Iglesia una Iglesia estatal.

    A pesar de no ser un católico convencido Constantino dio vía libre a la Iglesia cuando ésta empezó a perseguir a los que pensaban de otra forma, como cuando el populacho "cristiano" destruyó templos paganos. Proclamó leyes anti judías bajo evidente influencia clerical; la conversión de un cristiano al judaísmo era así por ejemplo condenada con la muerte.
Constantino también persiguió en varias ocasiones, como táctica política, pero curiosamente no de forma continúa a los movimientos herejes de los Donatistas en el Norte de África y de los Marquionistas.
Los Donatistas en el Norte de África estaban en contra de una alianza entre trono y altar y se aliaron con campesinos sublevados contra los grandes terratenientes, ¡Naturalmente que esto no era lo que querían la Iglesia y el Estado!

    Bajo el imperio de Constantino aparece por primera vez –tampoco seguramente por casualidad – la palabra "católico" para distinguirse de las así llamadas "herejías".
    Hasta aquí el repaso histórico.
El que tenga oídos para oír, que oiga; y quien tenga un corazón para Cristo, que siga lo que está escrito en el Apocalipsis: Sal de ella, pueblo Mío, para que no os contaminéis con sus pecados y para que no os alcancen sus plagas (Apocalipsis 18, 4).

    La Iglesia pagana de culto se edificó en base a Pablo, quien interpretó las enseñanzas de Jesús erróneamente, las introdujo en la tradición pagana de los romanos y las decoró con todas sus belicosas estructuras de poder, ansiosas de dominio.

    Pablo desvalorizó a la mujer calificándola como un reflejo del hombre. El hombre, por el contrario, es para Pablo un reflejo de Dios. A través de ello surgió el machismo "cristiano" de la Iglesia, que aún dura en el tiempo actual. Por el contrario Jesús enseñó la igualdad entre hombre y mujer.
El no hizo ninguna diferencia; El no elevó al hombre a ser el reflejo de Dios ni rebajó a la mujer al reflejo del hombre. Esto es de nuevo Saulo, que es lo mismo que Pablo, pero no Jesús, el Cristo.

    Constantino hizo de la Iglesia de culto pagana una Iglesia del Estado, que es lo mismo que una religión estatal, cuyas raíces sangrientas y crueles aún hoy se encuentran entrelazadas con el culto pagano.
Los cultos religiosos sangrientos, crueles y bárbaros ya se desarrollaron después de Moisés y siguieron propagándose en el Imperio Romano de entonces.
Las Iglesias estatales actuales de la Iglesia romana de poder y de culto surgieron ramificaciones-, son religiones de poder exteriorizadas que tienen poco que ver con Jesús, el Cristo.
Ellas utilizan, que es lo mismo que abusa del nombre de Jesús, el Cristo. La resaca del Antiguo Testamento y de las pretensiones brutales y presuntuosas de Constantino siguió siendo vigente
¿Porque?
Para lograr el dominio y la manipulación y. El poder, el privilegio de dominio del Estado, se alió con la autoridad "de Dios" –constituyendo una invencible herramienta de represión y disciplina– para imponer al pueblo prácticamente todo lo que se deseaba.
Además, fue una justificación religiosa para el ejercicio del poder y su gran afán de lograr la unidad en su imperio y sus dotes administrativas lo inducían a querer dominar también este aspecto de la sociedad.


Y los cristianos, cansados por la persecución  y felices de recibir los privilegios que les brindaba ahora el Estado, le concedieron a Constantino más autoridad en asuntos eclesiásticos de la que convenía que tuviera un emperador que no era ni siquiera bautizado.

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